martes, septiembre 12, 2006

Un ratito con lowell

"Los amigos son tan, pero tan, espeluznantemente bellos, que yo les gritaría -¡Bienvenidos!- gozoso, lleno de lágrimas, así vinieran del infierno"
Robert Lowell

domingo, septiembre 03, 2006

Perro Muerto


Era una lesera, pero esa noche la habíamos planeado hace tiempo: como nunca salíamos a tomar algo, y nos encantaban las schoperías de mala muerte, decidimos ir al Súper 10, un bar bien rasca y simpático que queda cerca de mi casa y que, por la pinta, no podía ser caro.
Cuando pedimos una cerveza de litro, la garzona nos dijo que ahí sólo vendían de 660 cc y que valían $1.000. ¡¡¡Mil pesos una chela mediana!!!
-¿Y el pitcher de Escudo? -pregunté tratando de encontrar alguna solución.
-Tres mil, pero es de Cristal. No trabajamos con Escudo.
-¡Pfffffff!¿Qué hacemos? -le dije a mi novio (debería decir ex novio, estamos hablando del año 2004, pero eso no va al caso) esperando que él decidiera... mi presupuesto era más bien escuálido.
-Un pitcher, una chorrillana grande y un Belmont corriente de veinte, porfa -contestó con seguridad, dirigiéndose a la garzona.
-Okey -se limitó a decir ella y se retiró.
-¿Estái seguro? ¡Es carísimo! Y ni siquiera sabemos cuánto vale la chorrillana. ¡Debe costar una fortuna!
No me dijo nada y preferí no insistir. Total, él sabía lo que hacía.
Cuando probé con desconfianza la cerveza (nunca me ha gustado la Cristal), me llamó la atención no haberla sentido tan mala. Para qué hablar de la chorrillana: era enorme y estaba buenísima. Lo único que me preocupaba era cómo íbamos a pagar esa cantidad desmesurada de dinero. Ya. No importa -pensé-. Ahí veremos. Mientras tanto hay que disfrutar lo que tenemos. Y eso hice.

Después de un rato, ya casi no nos quedaba cerveza, la comida se había acabado y estábamos realmente ebrios. La preocupación monetaria regresó de pronto.
-¿Qué vamos a hacer? Ya vamos a tener que pedir la cuenta.
-No te preocupís, Paula. Ahora
voy a tomar tu mochila y voy a salir. Tú espera tres minutos, no más, y salís. Si alguien desconfía y te pregunta por mí, dile que estoy en el baño. En todo caso, es re improbable... nunca piensan mal de las minas.
-¿Me estái hablando en serio? -pregunté con una mezcla de espanto y excitación .
-Sí -respondió secamente, tomó mi mochila y salió rápido.
Yo quedé desconcertadísima, pero hice lo que él me dijo y, cuando por fin estuve afuera, reunida con él, nos pusimos a correr lo más rápido que pudimos. Claro, qué más podíamos hacer.
Nos metimos en el Hamburg Schop, otro local del mismo estilo y que queda cerca del Súper 10. Teníamos la adrenalina efervescente.
-Un pitcher, una chorrillana grande y un Belmont corriente de veinte -le pidió al garzón.