miércoles, diciembre 27, 2006

Aterrizaje

Cuando abrí los ojos ahí estaba: un inmenso mar de luces tintineantes hasta donde alcanzaba la vista. El avión inició su maniobra de aterrizaje dispuesto a zambullirse de lleno en las turbulentas aguas de la megaurbe y el vértigo se apoderó de mí, no por el descenso, sino por la idea de que ne breves instantes no íbamos a ser más que una diminuta partícula en medio de todo aquel caos.